“Al avanzar hacia el norte, los soldados del gobierno fueron hostilizados por las guerrillas de Orozco, que incitaban a las fuerzas federales a la persecución; más Huerta se desentendió de los propósitos del enemigo y ordenó que el avance continuara; y el 12 de mayo de 1912 ocurrió el primer encuentro frontal con los orozquistas, en Conejos. La acción se desenvolvió con rapidez, la resistencia de los orozquistas fue débil y retrocedieron, en tanto que Huerta tomo la posición saliendo del desierto, y pudo hacer uso de la artillería. Huerta se significó por la oportunidad de sus ordenes, así como por su incansable actividad. La división del norte estaba compuesta por cinco mil hombres debidamente armados y pertrechados. Orozco pocos días antes del combate de Conejos hizo público el número de sus soldados que ascendía a trece mil, la mayoría montados, aún cuando pobremente armados. Estas fuerzas las situó el jefe rebelde a lo largo de la vía férrea, a manera de poderlas movilizar hacía cualquier punto amenazado por el ejercito federal. Después de la derrota de Conejos, Orozco buscó un lugar más propicio para enfrentar el siguiente combate, eligiendo las llanuras del Rellano, que estaban bien protegidas por un lomerío, en cuyas alturas ubico a sus tropas dejando a los gobiernistas en una posición donde a sus espaldas un suelo inhóspito, falto de alimentos, abrigo, comida y agua. Orozco pensó que Huerta no se atrevería a atacarlo ahí.”pp454
Huerta ordenó avanzar a Rábago y Trucy Aubert sobre el Rellano. El día 22 de mayo por la mañana los orozquistas avistaron al ejercito del gobierno, ellos se encontraban protegidos en las alturas, protegiendo la vía férrea y la estación del ferrocarril, y con el grueso de sus tropas acampados en el arroyo y rancho el Sauz. Orozco había olvidado, en sus dispositivos de defensa, el valor de la artillería de Huerta, de manera que dejo un parte de su fuerza expuesta a la metralla de los atacantes. Así Huerta pudo fijar sus baterías y cañonear sin peligro alguno, la posiciones de Orozco; especialmente la columna central ubicada en el Sauz. Mientras la artillería de Huerta hacía blanco en la líneas orozquistas, el jefe rebelde envió una columna con mil quinientos caballos con el propósito de flanquear a la columna de Huerta. Este a su vez, sin temor a los caballos del enemigo, ordenó un avance general. Tan espectacular fue el movimiento de Huerta, que el general Orozco retrocedió. Huerta en lugar de salir a perseguirlos, ordenó a sus tropas permanecer en el Rellano.
Huerta ordenó avanzar a Rábago y Trucy Aubert sobre el Rellano. El día 22 de mayo por la mañana los orozquistas avistaron al ejercito del gobierno, ellos se encontraban protegidos en las alturas, protegiendo la vía férrea y la estación del ferrocarril, y con el grueso de sus tropas acampados en el arroyo y rancho el Sauz. Orozco había olvidado, en sus dispositivos de defensa, el valor de la artillería de Huerta, de manera que dejo un parte de su fuerza expuesta a la metralla de los atacantes. Así Huerta pudo fijar sus baterías y cañonear sin peligro alguno, la posiciones de Orozco; especialmente la columna central ubicada en el Sauz. Mientras la artillería de Huerta hacía blanco en la líneas orozquistas, el jefe rebelde envió una columna con mil quinientos caballos con el propósito de flanquear a la columna de Huerta. Este a su vez, sin temor a los caballos del enemigo, ordenó un avance general. Tan espectacular fue el movimiento de Huerta, que el general Orozco retrocedió. Huerta en lugar de salir a perseguirlos, ordenó a sus tropas permanecer en el Rellano.
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