La rebelión de Madero, le dio oportunidad de volver a Huerta al ejército. Díaz necesitaba buenos militares y la solicitud que presento el general Huerta para reincorporarse al servicio activo, fue rápidamente aprobada, enviándolo con gran rapidez a territorio guerrerense.
“Tan lejos de la realidad había llevado don Porfirio a los generales de aquel ejercito que mucho lucía en desfiles y cañones, que al ser informado de la caída de Ciudad Juárez, todavía con la idea prosopopéyica de lo invicto, llamó al general Victoriano Huerta, para que este, considerado como uno de los comandantes más entendidos en el arte de la guerra, diera su opinión sobre los sucesos fronterizos que empezaban a producir explicables tempestades en el pulso de Díaz... Huerta, quien veía en sus propias cualidades de gran iniciativa, mando agresivo y sólida organización , las cualidades que no tenía un ejercito como el federal, formado con soldados provenientes de los medios del inadaptado o atrasado social, dijo a don Porfirio que él, Huerta, con quinientos hombres “fácilmente contendría a los inexpertos jefes revolucionarios del sur”, y que con dos mil jinetes agregados a la fuerzas gobiernistas en el estado de Chihuahua, habría la fuerza suficiente para obligar a los maderistas a emprender la fuga hacia los Estados Unidos o bien para aniquilarlos en territorio mexicano.”
“El presidente, vendado del cráneo a la mandíbula...y visiblemente abatido por crueles dolores, que aumentaban su sordera, en seguida de escuchar a Huerta, ordenó que se dieran a este los recursos para la campaña contra los revolucionarios. Sin embargo cuando Huerta preparaba la marcha, recibió contraordenes. El general Díaz se daba por vencido.”
“El prolongado gobierno del general Porfirio Díaz se derrumbo aparentemente a causa del movimiento armado iniciado en noviembre de 1910; sin embargo, desde el punto de vista militar debe calificarse como nulo, pues el único combate más o menos formal que se registro fue el asalto y toma de Ciudad Juárez, en abril de 1911, que fuera comandado por Villa y Orozco de común acuerdo, y violando las órdenes expresas de Madero que se negaba a presentar combate y confiaba en las tratativas secretas con el gobierno”.
“Tan lejos de la realidad había llevado don Porfirio a los generales de aquel ejercito que mucho lucía en desfiles y cañones, que al ser informado de la caída de Ciudad Juárez, todavía con la idea prosopopéyica de lo invicto, llamó al general Victoriano Huerta, para que este, considerado como uno de los comandantes más entendidos en el arte de la guerra, diera su opinión sobre los sucesos fronterizos que empezaban a producir explicables tempestades en el pulso de Díaz... Huerta, quien veía en sus propias cualidades de gran iniciativa, mando agresivo y sólida organización , las cualidades que no tenía un ejercito como el federal, formado con soldados provenientes de los medios del inadaptado o atrasado social, dijo a don Porfirio que él, Huerta, con quinientos hombres “fácilmente contendría a los inexpertos jefes revolucionarios del sur”, y que con dos mil jinetes agregados a la fuerzas gobiernistas en el estado de Chihuahua, habría la fuerza suficiente para obligar a los maderistas a emprender la fuga hacia los Estados Unidos o bien para aniquilarlos en territorio mexicano.”
“El presidente, vendado del cráneo a la mandíbula...y visiblemente abatido por crueles dolores, que aumentaban su sordera, en seguida de escuchar a Huerta, ordenó que se dieran a este los recursos para la campaña contra los revolucionarios. Sin embargo cuando Huerta preparaba la marcha, recibió contraordenes. El general Díaz se daba por vencido.”
“El prolongado gobierno del general Porfirio Díaz se derrumbo aparentemente a causa del movimiento armado iniciado en noviembre de 1910; sin embargo, desde el punto de vista militar debe calificarse como nulo, pues el único combate más o menos formal que se registro fue el asalto y toma de Ciudad Juárez, en abril de 1911, que fuera comandado por Villa y Orozco de común acuerdo, y violando las órdenes expresas de Madero que se negaba a presentar combate y confiaba en las tratativas secretas con el gobierno”.
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