A finales de 1880, siendo ya capitán primero del Ejercito Mexicano, Victoriano Huerta contrajo matrimonio con Emilia Águila. Su esposa veracruzana, educada formalmente y que provenía de una familia criolla. Victoriano Huerta llevó una vida matrimonial honesta y fue buen padre con sus hijos. Doña Emilia, durante toda la carrera de Huerta, permaneció como una continua fuente de fortaleza para su esposo. Huerta adquirió, poco después de su matrimonio con Doña Emilia Águila, una pequeña casa, con cuatro cuartos, en la colonia San Rafael de la ciudad de México.
Como militar Huerta sirvió en diferentes batallones, y ascendió por escalafón hasta coronel, en 1893 recibiendo el mando del Batallón Tercero de Infantería fue enviado a hacer la campaña de Yucatán contra los mayas distinguiéndose de forma notable en ella. La organización y la disciplina que impuso en aquella unidad militar fue tan notoria y evidente que fue considerado como uno de los dos coroneles mejores de la institución. El otro coronel destacado fue don Lauro del Villar, comandante del batallón XXIV”
Posteriormente en ese mismo año y como Comandante del 3er. Batallón de Zapadores, con sede en el puerto de Acapulco, Guerrero, es enviado a sofocar la rebelión del Gral. Canuto Reyna, contra el gobernador porfirista del estado. Desempeñando esta comisión se le da el nombramiento de Comandante Militar en Guerrero.
Obedeciendo disciplinadamente las órdenes superiores, es designado para desempeñar el puesto de jefe del Departamento Topográfico y Astronómico, y en 1900 es enviado por breve plazo a Sonora como comandante de un Batallón de Infantería, donde establece relación con el general Bernardo Reyes, que tanta influencia tendría en su trayectoria militar. De ahí nuevamente se le ordena regresar al turbulento estado de Guerrero como comandante militar.
A su regreso de esta campaña es ascendido al grado de General de Brigada y pasa a prestar sus servicios directamente a las órdenes del Gral. Bernardo Reyes, quien fue nombrado por el General Porfirio Díaz como Ministro de Guerra, y Reyes comisionó a Huerta para que se incorporase en la división con que el general Ignacio A Bravo había iniciado la campaña pacificadora de Yucatán
Conseguida la pacificación Huerta fue llamado a México en 1902 y se daba por hecho que iba a ser subsecretario de Guerra. Este remate triunfal de su carrera se frustró porque en aquel mismo año tomó aspectos muy ásperos y violentos la rivalidad política de don José Ives Limantour y don Bernardo Reyes. A fin de que no se perdiera la unidad del gabinete porfirista, Don Bernardo renunció a la cartera de guerra y volvió a Nuevo León para tomar nuevamente las riendas del estado. La victima principal de aquella crisis fue el repetido general Huerta que, por su adhesión a Reyes comenzó a ser hostilizado por los partidarios del secretario de Hacienda, el general Huerta ante estos hechos pasó a la ciudad de Monterrey como contratista de obras y después como encargado de Obras Públicas del Estado, esto durante el periodo de 1905 a 1909. Separándose del servicio activo por medio de una licencia especial.
Una de las personalidades que mayormente influirían en el destino y vida del general Victoriano Huerta, es la figura del general Bernardo Reyes quien gozaba de enorme popularidad en todo el país, y según el decir de mucha gente era el llamado a suceder al general Porfirio Díaz, por sus grandes dotes de militar y de gobernante. En torno de el se habían generado una multitud de clubes y grupos reyistas, a todo lo largo y ancho del país y lo proponían en la fórmula Díaz para la presidencia y Reyes para la vicepresidencia. Al final viendo la renuente posición de Porfirio Díaz ante su candidatura, se vio obligado a renunciar a ella, desilusionando por completo a sus seguidores, muchos de los cuales pasaron a engrosar las filas del maderismo.
Como militar Huerta sirvió en diferentes batallones, y ascendió por escalafón hasta coronel, en 1893 recibiendo el mando del Batallón Tercero de Infantería fue enviado a hacer la campaña de Yucatán contra los mayas distinguiéndose de forma notable en ella. La organización y la disciplina que impuso en aquella unidad militar fue tan notoria y evidente que fue considerado como uno de los dos coroneles mejores de la institución. El otro coronel destacado fue don Lauro del Villar, comandante del batallón XXIV”
Posteriormente en ese mismo año y como Comandante del 3er. Batallón de Zapadores, con sede en el puerto de Acapulco, Guerrero, es enviado a sofocar la rebelión del Gral. Canuto Reyna, contra el gobernador porfirista del estado. Desempeñando esta comisión se le da el nombramiento de Comandante Militar en Guerrero.
Obedeciendo disciplinadamente las órdenes superiores, es designado para desempeñar el puesto de jefe del Departamento Topográfico y Astronómico, y en 1900 es enviado por breve plazo a Sonora como comandante de un Batallón de Infantería, donde establece relación con el general Bernardo Reyes, que tanta influencia tendría en su trayectoria militar. De ahí nuevamente se le ordena regresar al turbulento estado de Guerrero como comandante militar.
A su regreso de esta campaña es ascendido al grado de General de Brigada y pasa a prestar sus servicios directamente a las órdenes del Gral. Bernardo Reyes, quien fue nombrado por el General Porfirio Díaz como Ministro de Guerra, y Reyes comisionó a Huerta para que se incorporase en la división con que el general Ignacio A Bravo había iniciado la campaña pacificadora de Yucatán
Conseguida la pacificación Huerta fue llamado a México en 1902 y se daba por hecho que iba a ser subsecretario de Guerra. Este remate triunfal de su carrera se frustró porque en aquel mismo año tomó aspectos muy ásperos y violentos la rivalidad política de don José Ives Limantour y don Bernardo Reyes. A fin de que no se perdiera la unidad del gabinete porfirista, Don Bernardo renunció a la cartera de guerra y volvió a Nuevo León para tomar nuevamente las riendas del estado. La victima principal de aquella crisis fue el repetido general Huerta que, por su adhesión a Reyes comenzó a ser hostilizado por los partidarios del secretario de Hacienda, el general Huerta ante estos hechos pasó a la ciudad de Monterrey como contratista de obras y después como encargado de Obras Públicas del Estado, esto durante el periodo de 1905 a 1909. Separándose del servicio activo por medio de una licencia especial.
Una de las personalidades que mayormente influirían en el destino y vida del general Victoriano Huerta, es la figura del general Bernardo Reyes quien gozaba de enorme popularidad en todo el país, y según el decir de mucha gente era el llamado a suceder al general Porfirio Díaz, por sus grandes dotes de militar y de gobernante. En torno de el se habían generado una multitud de clubes y grupos reyistas, a todo lo largo y ancho del país y lo proponían en la fórmula Díaz para la presidencia y Reyes para la vicepresidencia. Al final viendo la renuente posición de Porfirio Díaz ante su candidatura, se vio obligado a renunciar a ella, desilusionando por completo a sus seguidores, muchos de los cuales pasaron a engrosar las filas del maderismo.
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