“Madero alojado en el Castillo de Chapultepec, al enterarse de lo ocurrido, ordenó que se informará a todos los Secretarios de Estado de la sublevación, y se dirigió al Palacio Nacional, acompañado tan solo de los alumnos del Colegio Militar como escolta. Madero avanzó montado a caballo, sobre Paseo de la Reforma, en tanto que en el centro de la ciudad se escuchaban tiroteos, de los simpatizantes de los sublevados, quienes apostados en las alturas disparaban a discreción. El presidente llegó frente a las obras en construcción del Teatro Nacional, donde Madero decidió suspender la marcha hacia Palacio, y mientras que la tropa hacía limpia de tiradores optó por refugiarse en la fotografía Daguerre. Allí le acompañaban el ministro Manuel Bonilla, el jefe revolucionario Pedro Antonio de los Santos y el capitán de navío Hilario Rodríguez Malpica; y a poco de estar allí, se le presentó el general Victoriano Huerta ofreciendo sus servicios.
“No hay pruebas, una sola prueba, para reprochar a Huerta aquella actitud de subordinación y respeto hacia el presidente de la república. Manuel bonilla, quien observó a un metro de distancia la escena durante la cual Madero conversó con Huerta en la fotografía Daguerre, refiere como el Presidente ordenó a Huerta, con señalada autoridad, que se hiciera cargo de la comandancia de la plaza, en sustitución del general Villar, quien había sido herido en la refriega frente a Palacio Nacional. Huerta no tenía otro aspecto que el de un verdadero soldado.
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